A el vacío
No puedo ofrecerte nada
Ni mi mano, ni mi rabia, ni mi beso.
Porque las cuencas de tus ojos son el cráter de una bomba
y tu cuerpo encierra la jaula inhóspita del destierro.
A ti, fiera huérfana de jungla, lo siento,
no puedo ofrecerte nada.