Reflexiones sin ánimo de lucro
Sin entrar de lleno en el perpetuo debate sobre si la poesía ha de contar con un fin social o meramente estético (tachémoslo de terreno pantanoso y seamos benévolos), creo firmemente en el encuentro de ambas posturas tradicionalmente antagónicas. La condición estética inherente a toda manifestación artística (por ende también a la poesía) y la participación e inclusión de la misma en los procesos sociales, acentuados por la industria cultural capitalista, hace imposible desbancar y aislar a la poesía de las reivindicaciones y aspiraciones sociales actuales. Me inclino a pensar que la poesía y las humanidades en general pueden rescatar ese otro modo de vida que nos arrebata el sistema socioeconómico en el que vivimos sumidos como autómatas. Despojar al ser humano del arte nos transforma en un ejército de gentes despiadas y violentas, con ausencia de empatía y de sensibilidad hacia el sufrimiento del otro. Yo, que no siento simpatía por lo bélico, ruego que si un trozo de tu alma ha de convertirse en pistola sea para recobrar las palabras de Celaya y afirmar que "la poesía es un arma cargada de futuro".