La gente que busca libertad tendría que tener en cuenta los puntos débiles del hombre blanco: su avidez, su derroche, sus tendencias suicidas, ¡está loco! Viola y asesina a los suyos, atraca sus propios bancos, engaña a su sistema, ignora a sus enfermos, a sus ancianos, a sus inválidos. ¿Sabes, papi?, me han dicho que los blancos tienen la costumbre de arrojarse mutuamente en hornos y que usan sus pieles como pantallas de velador o para tapicería. Después se mienten entre ellos en sus periódicos. Están enfermos y quizás sea nuestro deber curarlos, ser sus doctores y enfermeras y cuidarlos, de lo contrario podríamos contraer la misma enfermedad e infectar nuestro futuro y hacer naufragar nuestras esperanzas de vivir en un mundo verdaderamente libre. No papá, sería más horrible que la bomba atómica. (...)
Beneath the Underdog, de Charles Mingus
BAJO LA PIEL
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