Saber qué se quiere y por qué.
No saber quién es quien te llama por las noches. Si es tu abuela desde su nueva casa, si es tu padre desde su otro mundo. No saber en qué labios estás. Por qué escoges té en vez de café, lechuga iceberg y no canónigos. Por qué pimientos rojos como un corazón intenso y no los verdes de la esperanza.
Cómo saber cómo sin qué, qué sin quién si soy un accidente natural desde el 22 de octubre de 1990 y no sé nada más de mí.