Guerra civil
El demonio que llevo dentro
de norte a sur raja mi alma.
Me exige
el trozo de cuerpo
que te entregué hace tiempo
y no me devolviste nunca.
El demonio que llevo dentro
hurga en mi pecho y cava zanjas.
Abre fosas de Lorcas
con las uñas sucias de nostalgia.
Desnuda el cadáver de los olivos
y escarba
en las raíces del campo
las manos, las grietas de Andalucía.
Esos hondos surcos de mi piel
llevan las heridas de la tierra.
Soy el rastro del amor crudo,
el tubérculo de las familias.
Voy caminando entre las tumbas frías
de los dolores caídos.
Lloro todas las llagas
de mis átomos tristes:
soy una trinchera lánguida
con la vida en guerra que,
como caníbal
que aprieta los dientes,
clava mi memoria
en el pozo de la mirada.
En las manos soy esa rabia
que agarra un fusil
apuntándome.