Vivimos atrapados en nosotros mismos
El extremo sur de mi retahíla
Su estrecho surco que aprieta,
Estrecha impidiendo estornudar
Grietas de desazón a patriotismo chirriante.
La bandera embiste como una argolla de guita,
A tiempo descompasado, a hueso rechinante,
A contrarreloj que cruje oxidado
En un relinche de resignación.
Ese momento ahorcado en una farola,
Incrusta ese suicidio a lo romántico
En las manos del esqueleto de la infancia,
Mudándose de ti,
esperanza poniente,
Levante, te clavo los ojos de un lado,
Por otro destilo tormentas en el hombro
Y por los cuatros costados,
Me aprieta la rebeldía.
Que escurren tus manos,
El aleteo sur, la estructura invertebrada ,
La pupila disidente
a lo caudal ancho.